La confesión se la hizo a la periodista Ivonne Toro, quien conversó en diversas ocasiones con el también llamado psicópata del tambor como parte de la investigación para su libro sobre el caso de Ambar.
Este viernes se conoció que Hugo Bustamante, quien cumple cadena perpetua calificada por el homicidio de Ámbar Cornejo, confesó dos nuevos crímenes y de paso entregó la ubicación exacta de donde encontrar los cuerpos, que estaban enterrados en el patio de su casa en Villa Alemana.
La confesión se la hizo a la periodista Ivonne Toro, quien conversó en diversas ocasiones con el también llamado psicópata del tambor como parte de la investigación para su libro sobre el caso de Ambar.
Toro explicó a T13 las circunstancias que llevaron a Hugo Bustamante a tener este gesto, indicando que “está aislado en el penal de Rancagua, no recibe visitas y el ambiente en la cárcel es sumamente hostil. La única deferencia que tuve fue haberlo tratado como a cualquier otro entrevistado; con respeto y dignidad que se merece cualquier persona, y eso por él fue muy valorado”.
Fue en uno de estos encuentros que el individuo le precisó que le tenía “un regalo”, información que no había compartido con nadie más. Esto, luego que Ivonne Toro le preguntó si cometió otros homicidios.
“Antes que comience yo a grabar, él se acerca y me dice sobre su pregunta le tengo un regalo, anote. Y me da dos nombres, pero es una información muy incompleta”, agregó.
La periodista puntualizó que Hugo Bustamante accedió a esta confesión apuntando al buen trato recibido durante sus entrevistas.
“Desde ahí viene la palabra un regalo como usted se ha portado bien conmigo, usted ha sido buena persona que en definitiva es un trato normal, él le atribuye características de me está tratando bien porque la normalidad para él es el maltrato (…) las visitas constantes, las preguntas respetuosas, van generando que tenga confianza en ir dándome estos nombres”, argumentó.
Los crímenes a los que hace alusión Bustamante son los de Elena Hinojosa y su hijo Eduardo Páez, de quienes se perdió el rastro en 1996.