Los cuestionamientos a la música urbana por supuestamente glorificar el consumo de drogas o el uso de armas sumó un nuevo capítulo, luego que un instructivo de Contraloría normara los festivales, carnavales y conciertos organizados por las municipalidades.
En el documento, la institución encabezada por Dorothy Pérez recalca que las autoridades y funcionarios deben evitar que en estos eventos – financiados con recursos públicos- se incluyan o se fomenten mensajes “contrarios a las garantías constitucionales, las leyes y los tratados internacionales ratificados por Chile”.
Entre estos destacan los que inciten a atentar contra la vida, la integridad o la dignidad de las personas; que vulneren los derechos de los niños, niñas y adolescentes -como ocurre, por ejemplo, con la pornografía infantil-; que incentiven, promuevan o publiciten actividades calificadas como infracciones o delitos -tales como el tráfico de drogas, el porte o uso ilegal de armas, la asociación ilícita o la trata de personas-.
De Peso Pluma a los colegios: los cuestionamientos a la música urbana
Este aspecto tocaría de especial manera a la música urbana nacional e internacional, la cual ha estado en el foco por el contenido de sus letras y sus eventuales vínculos con ilícitos como el narcotráfico, lo que incluso terminó afectando la venida de Peso Pluma al Festival de Viña del Mar 2024, tras la cruzada en su contra iniciada por Alberto Mayol.
Así, el concejal René Lues (DC) pidió cancelar el contrato del artista mexicano por romantizar este tipo de conductas.
“A pesar de la fama de este músico, que hoy es considerado uno de los artistas más populares de la industria musical y de sus millones de seguidores, estimo que no es adecuado utilizar canales, recursos y espacios públicos para promover este género de música y las canciones ligadas al narco, pues, como sociedad, no debemos romantizar figuras delictivas con su dramático historial de violencia y sangre”, declaró el edil.
Esta situación no es nueva, ya que hace dos años un grupo de diputados presentó un proyecto de ley para prohibir que en los establecimientos educacionales se pudiera reproducir música o videos que incitaran el consumo de drogas o el porte de armas, poniendo como ejemplo el aterrizaje del tussi.
“Autos fabulosos, mansiones, joyas, armas y drogas aparecen recurrentemente en los videoclips. Eso está permeando a nuestra juventud, a nuestros niños de manera preocupante, quienes las normalizan como si el consumo de drogas o el uso de armas fuera algo permitido. Con este proyecto buscamos ponerle un atajo a la difusión de contenidos que promuevan estas conductas, al menos, en el entorno educacional donde los niños deben estar cuidados y protegidos”, explicó el diputado José Miguel Castro (RN).
Los artistas salen en defensa del género
Quien salió a responder estas críticas fue Polimá Westcoast, quien acusó una “criminalización” del género urbano al vincularlo con delitos y otros ilícitos, apuntando sus dardos a los medios de comunicación.
“Primero, pa’ los medios no todos son cantantes. Si se llevan preso y ustedes le ponen cantante de música urbana. ¡Pésimo! Porque a los cantantes ustedes saben quiénes son. Entonces se llevan preso a cualquier traficante que hace o que tiene una canción y automáticamente es cantante de música urbana”, sostuvo en una entrevista a MegaNoticias en 2022.
Para el intérprete de Ultra Solo, las letras de los artistas de este género relatan sus vivencias: “Te tocó nacer ahí, te tocó esa realidad y te tocó luchar y ganarle a esa adversidad y salir de ahí y tratar de ganarle a eso e incentivar en el lugar que creciste a salir todos de ahí”.
“A los traperos y te digo que son gente que tiene un corazón puro, que son músicos, que hacen arte y que no representan otra cosa… La música que hacemos ya es global. Se va a transformar en algo global”, puntualizó.